Borrón y cuenta nueva


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No es momento, por tanto, de derrotismos. La situación es mala pero no definitiva

El Cádiz salió vapuleado del Ruiz de Lopera, un estadio maldito en el que nunca consiguió salir victorioso. Era un rival que copa los puestos altos de la tabla clasificatoria y que se encuentra inmerso en la lucha por ascender, que, gracias a los descalabros del Hércules, cada vez se encuentra más abierta. Los cadistas, por el contrario, trataban de escapar del descenso a Segunda B. Debido a esta situación de ambos equipos, el partido de esta jornada se antojaba, a priori, bastante desnivelado. Y eso fue lo que acabó reflejando el abultado marcador final. Cuatro goles que llegaron, sobre todo, por la diferencia de calidad existente entre ambas plantillas. El Cádiz dispuso de una fase de control del partido antes del primer tanto de Emaná, en la que incluso pudo batir a Goitia hasta en tres ocasiones. Allí se notó la diferencia de calidad entre ambas plantillas, además del diferente momento de forma que las dos escuadras afrontaban antes del encuentro. El Cádiz es un equipo que para marcar gol necesita llegar mucho al área rival y que sufre bastante para lograr su objetivo. El Betis, por el contrario, prácticamente en la primera ocasión clara entre los tres palos de la que dispuso fue capaz de batir a Kiko Casilla. Era la clara diferencia entre ambas escuadras: una, necesitaba hacer mucho para marcar mientras que, a la otra, con poquito le bastaba. Fue un auténtico jarro de agua fría para el Cádiz que, una vez más, tuvo dificultades para sobreponerse a la adversidad y regaló dos saques de esquina consecutivos. Y el Betis no necesitó más para matar el partido, pues Caffa, con la colaboración de Casilla, marcó el segundo tanto desde la esquina. Para los amarillos fue imposible recuperarse, ya que salieron tras el descanso desmotivados y el Betis se permitió el lujo de jugar a medio gas hasta el pitido final de Del Cerro Grande. Sólo hasta el concurso de Carlos Caballero, mediado el segundo período, hubo un atisbo de reacción amarilla, pero ya era demasiado tarde. Goitia volvió a meter dos buenas manos y la calidad bética castigó al Cádiz al final con otros dos goles más. Un partido perdido, ante un equipo que no forma parte de la Liga del Cádiz. Lo único que cabe hacer es mirar hacia delante y esperar al Villarreal B en Carranza el próximo fin de semana (siempre y cuando la huelga convocada por la AFE no se lleve a cabo) Borrón y cuenta nueva. Uno más en esta infausta temporada de regreso a Segunda División, en la que tanto equipo como afición está sufriendo demasiado. Quedan aún diez partidos y el objetivo sigue estando al alcance de la mano. No es momento, por tanto, de derrotismos. La situación es mala pero no definitiva. Ojalá que tanto la plantilla como el cuerpo técnico no acusen demasiado el mazazo de este fin de semana y afronten con plenas garantías el choque ante una de las revelaciones de la temporada.

Autor:Belmonte

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