Aire albiazul para los amarillos


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Ardouin fue un amigo para los delanteros amarillosFoto: Archivo-cadistasfinos.com

Un buen Cádiz doblega a un flojo Alavés

Nico Ardouin, el portero francés que vestido de gris defendía la portería del Alavés, disputaba su tercer partido de liga. Sólo Yosu Uribe sabe el porqué lo prefirió al que estaba en el banquillo, Bernardo Domínguez, otrora titular durante las veintidós primeras jornadas de liga, y con acreditada solvencia acreditada en dos buenas temporadas como cedido en el Tenerife.

Y no es que el Alavés haya perdido el partido del Cádiz por culpa de su portero. No sería justo hacer pagar al galo con toda la carga. Pero sin duda si que lo ha facilitado. Como ocurrió con Pinto el día del Celta (paradójicamente también la última victoria hasta ésta) Ardouin tuvo que aguantar el chaparrón de cánticos desde la grada. Si garrafal fue su yerro en el primero, tampoco estuvo nada afortunado en el segundo. Natalio, que tiene la virtud de los buenos delanteros, la listeza, le robó la cartera en dos ocasiones. Dos que pudieron ser unas cuantas, pues hasta Gustavo López desde un córner quiso pescar en el río revuelto de la portería albiazul.

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 Los saques de esquina fueron la única inquietudque tuvo la zaga amarilla.

No era un partido a vida o muerte, pero si que tenía su importancia. 2008 no había visto ganar al Cádiz en su estadio, mientras que lejos de él, las derrotas en Motril y el empate (con sabor a derrota) de Salamanca sembraba de intranquilidad lo que antes estaba abonado de ilusión. Por eso la diana de Natalio Lorenzo a la media hora fue acogida con estruendo. Por vez primera desde el nuevo año el equipo se ponía por delante ante su hinchada. Antes Fleurquin (testarazo al poste), Kosowski, y el propio delantero valenciano habían estado muy cerca. En el Alavés, el único peligro lo provocó Aganzo que sacó dos faltas peligrosísimas cerca del borde del área a De la Cuesta. Disparo diáfano en ambos. Ni Sergio ni luego Moral fueron capaces de coger puerta. Eso y algún saque de esquina fue lo único que mantuvo la tensión del Koke, que mantuvo una línea muy entonada, en especial con el juego con los pies.

El segundo tiempo comenzó sin cambios. Pronto, muy pronto, dejó sentenciado el Cádiz el envite. La jugada conducida por la izquierda por Natalio, un tres contra uno, dejó sólo a Bangoura. Ardouin salió mal, y tras un par de rebotes, el balón se introdujó mansamente en la portería de fondo norte. Cincuenta y dos minutos y dos a cero.  Ya no hubo más. Un Alavés que se mantuvo romo hasta el final y donde sólo los piscinazos de Raúl Sánchez (salió por Sergio Rodríguez) causaron inquietud por si Alejandro Hernández, irregular tirando a malo su arbitraje por cierto, caía en la trampa del almeriense.

Buen partido en líneas generales de los hombres de Calderón. Bangoura y Kosowski, que estrenaban titularidad, demostraron ser jugadores aprovechables. También reapareció De la Cuesta, con una actuación que fue claramente de menos a más, mientras que Rivas y Fleurquin demostraron que todo lo bien que se escribe de ellos en cuanto a resultados como pareja es más causalidad que casualidad.

 El Alavés se presentó con camiseta negra. Es su primera derrota en Carranza en este siglo.

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