Prohibido relajarse con los de Pouso


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 Dos goles de ventaja en una eliminatoria de play-off sólo admite una lectura para el profesional del fútbol: «Prohibido relajarse». Es el mensaje que Carlos Terrazas, técnico del Guadalajara lanza a los suyos que reciben al Orihuela. Es el mensaje que los de José González van a recibir para visitar Miranda de Ebro.

Uno de los principales artífices del éxito del Mirandés es Carlos Pouso, entrenador del equipo. Nacido en Lejona, este entrenador vasco llegó a Miranda de Ebro hace poco menos de un año, con el aval de haber salvado del descenso a Tercera División al modesto Guijuelo. Pocos podían imaginar, durante la rueda de prensa que concedió en su presentación, que un año más tarde el Mirandés iba a pelear por ascender a Segunda División. Aquel día, Pouso hizo referencia a la grada del Anduva. “Es un privilegio jugar en un campo donde vienen tres o cuatro mil personas”, dijo. También recalcó que pretendía que su Mirandés fuera un equipo “defensivo”, pero que metiera “muchos goles”. El objetivo, a su llegada, era lograr la permanencia para el Mirandés, que había sufrido en exceso el año de su retorno a la división de bronce del fútbol español. El resultado final es más que satisfactorio. Empezó a trabajar confeccionando la plantilla del Mirandés, consiguiendo traerse a tres jugadores que estuvieron a sus órdenes el año anterior en el Guijuelo: Wilfred, César Caneda (curiosamente, los únicos futbolistas que acumulan más de tres mil minutos de juego esta campaña en el Mirandés) y Ubis. En total, llegaron trece caras nuevas al Mirandés. El vasco tiene una amplia experiencia en los banquillos, pues ha pasado por prácticamente todas las categorías del fútbol español. Donde más experiencia acumula es en Tercera División y en Segunda B. Su estreno en Tercera llegó cuando dirigió al Arenas de Getxo, histórico del fútbol nacional por haber ganado la Copa en 1919. Luego, dio el paso al Cultural de Durango. Pero su etapa más brillante en un banquillo la viviría en el Sestao River. Cinco campañas dirigió al Sestao: dos de ellas en Tercera División y tres en Segunda B. En su primera temporada, la 2003-2004, el Sestao vivió su primer ascenso a Segunda B. Logró el liderato de su grupo de Tercera y el ascenso final tras derrotar al Haro y Tropezón en las eliminatorias finales. Su estreno en Segunda B no fue bueno, pues el Sestao perdió la categoría (finalizó el decimoctavo) De vuelta a Tercera División, su equipo volvió a ascender: volvió a liderar su grupo y en las eliminatorias superó al Sabiñánigo y al Peña Sport. Sus dos últimas campañas en Segunda B fueron francamente buenas: el Sestao acabó quinto y décimo de su grupo. Su contrato con el Sestao expiró y, a pesar de tener una oferta para renovar encima de la mesa, Pouso la declinó. Tenía una oferta más ambiciosa. Era la temporada 2008-2009 y el Éibar, que militaba en Segunda División llamó a su puerta. Para poder dedicarse plenamente al conjunto armero, Pouso tuvo que solicitar un año de excedencia en la empresa naval para la que trabajaba, cargo que compaginaba junto a sus funciones de entrenador de fútbol. En aquel Éibar militaba el hoy realista Paco Sutil. Sin embargo, las cosas no le fueron bien en su nueva andadura: fue destituido en el mes de marzo, tras haber dirigido veintisiete encuentros.No volvió a sentarse en un banquillo hasta que la temporada 2009-2010 estuvo bien empezada. En el mes de enero de 2010 sustituyó a Ángel González al frente del Guijuelo, con el objetivo de lograr una salvación imposible para el conjunto salmantino. Y Pouso lo logró. No fue por la vía directa, pues el Guijuelo tuvo que jugar la eliminatoria por la permanencia en Segunda B, en la que superaron al Espanyol B, con un destacado papel de Ubis. Ahora, en el Municipal de Anduva, Carlos Pouso se enfrenta al mayor reto de su carrera como entrenador. Tiene un marcador adverso: dos goles en contra. Pero a lo largo de su trayectoria ha demostrado no darse por vencido ante las adversidades. Ha conseguido imprimir su carácter ganador al Mirandés. Prohibido relajarse, por tanto, el domingo.

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