Virtudes y defectos en Nervión

Al contrario de lo que ocurrió contra el Villarreal el punto obtenido, en tan difícil plaza, no debe esconder las carencias que mostró un Cádiz bastante ramplón.

Virtudes:

album_sev_cad_03.jpgLa capacidad de sufrimiento: La segunda parte del Cádiz fue de auténtico suplicio. En treinta minutos el Sevilla acumuló, prácticamente, una decena de ocasiones. La resistencia fue numantina ante un ataque continuo. El Cádiz no lograba salir de su campo y los balones en el área se multiplicaban. De Quintana y Paz se convirtieron en bastiones de un equipo que tomó aire y resistió ante la importancia de un punto que, finalmente, se logró.

La presión en la primera parte: Durante treinta minutos de la primera parte el Cádiz dio sensación de dominio y control. Eso se debió a una excelente presión en el centro del campo comandada por Suárez y Fleurquin y secundada por los cuatro de arriba. El Cádiz robaba balones y salía al contraataque gracias a la trabajada y bien ejecutada presión. Sin embargo, las ocasiones escaseaban.

La astucia para enfriar el partido: Pese a que la segunda parte fue verdaderamente de tortura, en los cinco últimos minutos el Cádiz fue capaz de esconder la pelota, parar el partido, evitar el aluvión de forma inteligente, aguantar el balón en la esquina,… Fueron minutos de demostrar veteranía e inteligencia y el Cádiz, pese a ser un recién llegado a la liga de las estrellas, logró demostrar esa maldad en un campo de Primera.

Defectos:

La imagen de la segunda parte: El Cádiz en los segundos cuarenta y cinco minutos dio una imagen de equipo ramplón, simple y limitado. Más de treinta y cinco minutos achicando balones, pegando pelotazos y renunciando al juego ofensivo deja la imagen del Cádiz en una situación bastante pésima. No se creó una ocasión seria en toda la segunda mitad, el centro del campo quedó totalmente borrado ante el empuje sevillista, a los atacantes se les acabó la gasolina,… Cuarenta y cinco minutos sin nada de fútbol y sólo resistencia… y suerte.

album_sev_cad_06.jpgEl banquillo: No me gustaría ser Espárrago o Soler, volver la vista al banquillo para hacer un cambio y ver lo que tiene el cuerpo técnico del Cádiz. Las soluciones que están proporcionando los suplentes del Cádiz son más que pobres. Benjamín se esfumó con la lesión y lleva dos partidos pareciendo un jugador veterano, sin tensión muscular ni esfuerzo físico. Estoyanoff, aunque muy voluntarista, carece de inteligencia futbolística y se pierde en regates inútiles y en piscinazas llamativos. Medina no aporta más de lo que aportaba Miroslajevic el año pasado, es decir, absolutamente nada. El Cacique parece un jugador perdido, sin nivel para la Primera División española. Tres cambios que en lugar de dar aire asfixiaron al Cádiz.

El penalti fallado: Un penalti lo falla quien lo tira y Abraham Paz ha marcado algunos de los más importantes de la historia reciente del cadismo. No obstante, el portuense falló el penalti y dos puntos volaron del casillero cadista. Le pegó mal, a las nubes, se se sabe si vencido por la presión ambiental o porque un fallo lo tiene cualquiera. De lo que no cabe duda es que en la Liga de las Estrellas estos fallos se pagan muy caros y, gracias a Dios, esta vez no costó la derrota del Cádiz.

Autor:Ccapital

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