Un error que no hay que lamentar

cad_roq_04.jpg  No debió anularse el tempranero gol de Carlos Caballlero.Un errol del equipo arbitral que afortunadamente se compensó con los goles de Velasco y Pachón.

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El Cádiz había salido con mucho más ímpetu. Se jugaba más que el Roquetas. Durante toda la semana, los jugadores del equipo y los miembros del cuerpo técnico hicieron hincapié en la peligrosidad del rival. Un equipo rocoso, difícil de jugarle, muy sólido atrás y eficaz adelante. Mermado por la ausencia de Pallarés, pero no por ello más asequible. Por ello el Cádiz quiso solventar el envite desde el primer minuto. Quería matar el partido cuanto antes, sin darle opción al rival de encontrarse cómodo, de hacer su juego. El equipo ansiaba la victoria.El planteamiento inicial de los amarillos cerca estuvo de lograrse. Enrique recibió un gran pase buscando la espalda de la defensa de Cifuentes, que dejó al extremeño completamente solo. Con terreno por delante, Enrique avanzó hasta llegar al área. Allí, decidió asistir a Carlos Caballero, que había acompañado la jugada. El madrileño controló y remachó a placer. Un gran gol, en una bonita jugada colectiva del Cádiz, que en apenas tres toques había logrado el objetivo. Pero no subió al marcador.El árbitro lo anuló. Erróneamente. En ningún momento Enrique estuvo en posición antirreglamentaria. Recibió correctamente el pase de Cifuentes, ganando con claridad la posición a los zagueros roqueteros, que no se esperaban el envío del lateral cadista. Tampoco había fuera de juego de Carlos Caballero. El madrileño, antes de recibir el pase de Enrique para disparar a portería, no estaba por delante de los defensores del Roquetas. Muestra de que ninguno de los dos jugadores del Cádiz que podían estar en fuera de juego lo estaban fue que el asistente de Arias Ortiz no levantó el banderín. Ni cuando Enrique recibió en primera instancia, ni cuando Carlos Caballero fue asistido por el extremeño después.Fue una decisión precipitada del colegiado, completamente errónea, que pudo haber marcado el partido. De haber subido ese gol al marcador, la historia hubiera sido otra. El equipo no habría tenido esa necesidad acuciante por marcar, que pudo hacer que se precipitara mediada la primera parte. Tal vez se habría enfocado de otra forma el partido. Aunque eso es fútbol-ficción. El equipo no acusó el mazazo. No acusó el error del colegiado. Mantuvo su idea de marcar pronto, de presionar hasta la extenuación la salida del balón del Roquetas. Los visitantes estaban completamente desbordados, incapaces de plantar cara al fútbol desplegado por el Cádiz en los primeros compases del partido. Un fútbol bonito, rápido, vertical, inteligente. Con la portería de Jonathan como único objetivo. Buscando percutir por las bandas. Con pases imposibles de Caballero buscando la espalda de la zaga cuando no se podía jugar por los extremos. López Silva marró una clara ocasión de gol, tras un pase de Caballero. Se quedó solo ante Jonathan, controlando con tranquilidad, pero su disparo se marchó alto. El propio Carlos Caballero, con ganas de celebrar un gol tras el anulado al principio del encuentro, falló otro gol cantado. Recogió dentro del área un rechace y disparó fuera. El Cádiz perdonó en exceso en el primer tiempo. Afortunadamente, no hay que lamentar este error arbitral. El Roquetas marcó primero, pero el Cádiz supo reaccionar. Eso sí, cuando se produjo el primer tanto del Roquetas, seguro que más de uno se acordaba del tanto anulado. También de las ocasiones desaprovechadas por el Cádiz en la primera parte, que fueron numerosas. Sin embargo, el equipo logró el objetivo.

Autor:Belmonte

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