El Cádiz no supo bajar al fango


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 Tampoco este fue un partido para presumir ni sacar pecho.foto: Perico Ortega

Decía Jose González, en rueda de prensa previa a viajar a Cáceres, que el Cádiz tenía que bajar al fango y pelear. Alusión clara a las dificultades que el terreno de juego del Príncipe Felipe les iba a plantear. Pelear, plantear el partido de una forma diferente para salir airosos del envite. El terreno de juego presentaba unas condiciones muy malas. Se veía desde antes de que los protagonistas saltaran a jugar. Una vez se puso el balón en movimiento, se vio que el terreno de juego iba a condicionar el encuentro. El balón presentaba un bote irregular y el mero hecho de salir conduciéndolo era toda una aventura. No hablemos de lo difícil que era dar un pase y que este llegara a su destinatario. Aún así, el césped no puede ser escusa. El domingo hubo un equipo que planteó ocasiones, que buscó el área rival y que, en definitiva, supo adaptarse a las circunstancias, y otro que no. El domingo hubo un equipo preparado para bajar al fango y jugar y otro que no. Uno, el Cacereño. El otro, el Cádiz. El Cádiz no supo bajar al fango.Los cadistas apenas llegaron a las inmediaciones del área de René. De hecho, el cancerbero del Cacereño pasó un plácido partido, siendo un espectador más del acoso de su equipo a Aulestia. René sólo intervenía para sacar de portería, tratando de llevar el balón lo más lejos posible, para terminar de achuchar al Cádiz.El equipo amarillo no supo adaptarse. Jose González habló en la rueda de prensa previa al desplazamiento de la necesidad de sacar de puerta y estar atento en las segundas jugadas. De renunciar a sacar el balón jugado desde atrás, para jugar de forma más directa. No se produjo. El Cádiz, si bien es cierto que no intentó tocar desde atrás, sí lo intentó en el centro del campo. Y le fue imposible. Por el irregular bote del balón, porque Lolo estaba pendiente de todos los rechaces El Cádiz fue incapaz de dar dos toques seguidos, habiendo fases del encuentro en las que ni olió la pelota. Los amarillos fiaron todas las oportunidades en ataque a Ikechi Anya. El escocés fue quien más lo intentó. Se ofreció y suyas fueron las mejores jugadas del Cádiz. Tímidas llegadas desde la izquierda, que acabaron en remates igualmente tímidos. Ikechi se vio muy solo: Cases apenas se ofreció, Dioni no colaboraba. Tampoco estuvo vistoso David Ferreiro, con el que pareció tomarla la grada verdiblanca. El gallego, en la segunda parte no tocó ni una pelota. El bagaje ofensivo del Cádiz puede resumirse de la siguiente forma: dos centros de Ikechi Anya en el primer tiempo que no acierta a rematar Dioni Villalba; un saque de esquina en el minuto treinta y siete, mal ejecutado por Ferreiro; un remate de cabeza de Murillo tras un córner; un buen pase de Yuste para Cases, que no llegó a tener un mano a mano con René porque en última instancia Tomás le arrebató el balón. Se esperaba que no, pero al final se repitió la historia de Villanueva del Fresno. Mal terreno de juego, equipo local más entonado que el Cádiz, sin ocasiones y empate sin goles. El Cádiz no supo adaptarse, no supo cambiar el chip y hay que dar este punto por bueno. Muy bueno, en vistas de las ocasiones creadas por unos y por otros. Nadie ha ganado en el Príncipe Felipe desde octubre de 2010. Por algo será.

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