Dos estilos en los banquillos

logo_small_new.gif De estética también disparcadiz_esparrago_sardinero.jpgracing_preciados.jpg La estética de los entrenadores del Rácing y Cádiz C.Fen el partido de ayer, la de los comandantes en jefe de ambas naves no pasó desapercibida para quienes seguimos el partido por la pantalla de TV. Ya desde los inicios contrastaba la elegancia del más joven ( Preciados, 48 años), con un impecable terno de vestir gris marengo, y magnífica camisa blanca con complemento de corbata de tela de cachemira, eso si mal anudada al cuello y desabotonado el último botón de la camisa, en claro gesto del que prefiere la comodidad por encima de las normas más básicas del que se presta a llevar corbata; El más viejo ( Espárrago, 61 años), perfectamente equipado en chándal oficial de su club, y con camiseta amarilla que asomaba por debajo del chubasquero que le resguardaba de la lluvia con la que empezó el partido. En el partido sus ademanes y composturas también eran diametralmente opuestos. El más joven, visceral, gesticulante, queriendo arbitrar su propio partido, pedía faltas, gritaba, saltaba como impulsado por un resorte, jaleaba como un poseso… El más viejo, ni un solo gesto extraordinario, imaginamos que fiel a su grito “sin falta, sin falta…”, no se le vio nunca protestar ninguna acción, el mismo guión que nos tiene acostumbrados a los que en Carranza le vemos siempre de espaldas… Como reflejo de lo anterior, a medida que transcurría el partido, las imágenes de ambos técnicos también se iban todavía distanciando aún más. El más joven, desquiciado y suponemos que nervioso e impaciente por no lograr el objetivo de superar al rival fue perjudicando su estética de gentleman, la corbata le empezaba a quedar corta, la camisa ya estaba fuera del pantalón, los puños le sobrepasaban las mangas de la camisa, o sea un despropósito en el vestir … El más viejo, sin despeinarse, ningún mal gesto, ni una mala protesta, impasible y sólo corrigiendo posiciones de sus jugadores, se mantuvo con su habitual flema todo el partido, y claro seguía en chándal, pero parecía que ni siquiera se había despeinado. Debía pensar que el partido lo jugaban sus jugadores, y que los que tenían que sudar eran estos. No se como terminaron los protagonistas de esta historia cuando llegaron a los vestuarios, eso ya no vimos, pero imagino que las situaciones y sensaciones que vivieron tampoco serán las mismas. Dos técnicos de Primera, pero qué diferentes…Fotos: El Diario Montañés

Autor:Cadictus

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