Sneijder y Robben le ganan jugar el oro a la Uruguay de Forlán

Con más pegada que juego Holanda gana a UruguayLOGO_SUDAFRICA.jpgTreinta y dos años después la selección holandesa jugará una final de un Mundial. Imperó la lógica en la primera semifinal y el equipo orange ganó a una digna Uruguay, que jugó muy mermada por las sanciones, echando mucho de menos a Luis Suárez. Una Holanda que mostró más pegada que juego, una Holanda que se mostró más práctica que preciosista. Curioso el caso holandés: siempre entra en las quinielas de favoritos, siempre es un equipo a tener en cuenta por ser la heredera del fútbol total de Cruyff y compañía y, este año, en el que apenas juega a nada, ha logrado llegar hasta la final. El tópico que dice que jugando mal se alcanzan cotas mejores parece cumplirse con Holanda. Comparando a la Holanda de la Eurocopa de 2008 y a la del Mundial de dos años después, se puede decir que es cierto. En la Eurocopa hubo dos equipos que deslumbraron a todo el mundo por su juego brillante: España y Holanda. Una Holanda que era máxima candidata, que aplastaba a sus rivales y que cayó incomprensiblemente eliminada en cuartos de final por Rusia que jugó las semifinales con España. La Holanda de Van Marwijk nada tiene que ver con la de Van Basten seleccionador en 2008- ya que juega con dos centrocampistas menos creativos, como Van Bommel y Nigel de Jong y que vive exclusivamente de la genialidad de Robben y Sneijder de largo, junto a Özil y David Villa, el mejor jugador del Mundial. Ni siquiera tiene un delantero centro puro, que muestre hambre, ganas e inquiete a la defensa rival: Van Persie está dejando mucho que desear, y aún se espera que la perla del Arsenal comparezca en el Mundial. Ante Uruguay Holanda ganó por tener mejores jugadores que los de su rival, por pegada y por la cobardía de Tabárez. Se adelantó en el marcador con un golazo de Gio Van Bronckhorst, pero a partir de ahí el equipo dio un paso atrás y dejó jugar a Uruguay. Una Uruguay que demostró más ganas y dominó el partido hasta el final del primer tiempo, donde Diego Forlán logró empatar con un gran gol mezcla de genialidad y de la ayuda de Stekelenburg: el guardameta holandés tocó con la mano el disparo lejano del delantero uruguayo, pero no pudo hacer nada por evitar que el tanto subiera al marcador por estar mal colocado. En la segunda parte Holanda se mostró tal y como es: un equipo sólido y con pegada. De entrada, Van Marwijk sustituyó a De Zeeuw por Rafael Van der Vaart, y el equipo notó tener a un centrocampista más creativo sobre el terreno de juego. Poco a poco fue dominando el juego hasta lograr dos goles en un suspiro. El primero de Sneijder, que disparó cruzado, batiendo a Muslera. Este gol debió ser anulado por el colegiado uzbeko, pues Van Persie estaba en fuera de juego e intentó tocar la pelota, lo que debería haber invalidado la jugada. Prácticamente nadie protestó la jugada y poco después Holanda terminó de matar la semifinal: un gran centro de Kuyt desde la derecha fue rematado magistralmente de cabeza por Robben: un golazo en el que el veloz extremo del Bayern de Múnich midió bien los tiempos y giró con mucha calidad el cuello para alojar el balón en las redes de un Muslera que fue un mero expectador del remate. El 3-1 era demasiado botín al juego exhibido por Holanda, que ya se sabía finalista del Mundial. También lo sabía Tabárez, seleccionador uruguayo, que sustituyó a Diego Forlán en el tramo final del partido no se sabe muy bien por qué. Este cambio frenó las expectativas charrúas, que en un despiste mayúsculo de la zaga holandesa consiguió recortar distancias en el marcador con un gol de Pereira. Durante el descuento Uruguay logró encerrar a su rival y pudo haber marcado en la última jugada del partido, pero Sebastián Fernández se equivocó al intentar controlar el balón dentro del área en lugar de haber disparado de primeras y la jugada murió sin más. Quizás, de haber estado Forlán en el campo la selección uruguaya podría haber forzado la prórroga. El caso es que Holanda alcanza su tercera final de un Mundial, tras las de 1974 y 1978. Ambas las perdió ante Alemania y Argentina, respectivamente. Precisamente, Alemania puede ser uno de los rivales de los tulipanes en la gran final, algo que anhelan y desean los aficionados y jugadores holandeses, para resarcirse de la derrota de 1974. Aunque, de acuerdo con el oráculo alemán por excelencia, el pulpo Paul que tiene un porcentaje de aciertos insólitos, pues no ha fallado un solo resultado de Alemania en este Mundial- los deseos holandeses no se cumplirán: su rival, sería España.

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