Maradona con el nudo en la corbata hasta el final

Maradona regresaba a una cita en una Copa del Mundo después de haber salido por la puerta de atrás en la edición disputada en 1994 en Estados Unidos. En aquella ocasión, tras un control antidopaje en la segunda jornada de la liguilla clasificatoria, El Pelusa dio positivo por cinco sustancias dopantes y sancionado por la FIFA durante quince meses, en los que estuvo inhabilitado de la práctica del fútbol profesional. Cosas de la vida, dieciséis años después de aquel desagradable incidente, Maradona en su debut como técnico se enfrentaba a la selección ante la que disputó su último partido con la albiceleste en un Mundial: Nigeria. Una selección Nigeriana que dos años después terminaría de convertirse en la bestia negra del fútbol argentino tras derrotarle en la final de los Juegos Olímpicos de Atlanta.

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 Maradona, de chaqueta y corbata por vez primera. Dalma y Giannina sus hijas, las «culpables»Foto. AFP

En las semanas previas al debut mundialista de Argentina, más que del propio equipo, se había estado hablando de la figura de Diego Maradona quizás el entrenador más mediático de cuantos van a Sudáfrica- y del ambiente extradeportivo. El propio Maradona prometió en una rueda de prensa pasearse totalmente desnudo por las calles de Buenos Aires si lograba ganar el Mundial. Días más tarde, la modelo Luciana Salazar prometió unirse al Pelusa en su celebración por las calles bonaerenses, quizás para compensar el efecto de ver al seleccionador argentino sin ropa. De la promesa de Bilardo, mejor no hablar.LOGO_SUDAFRICA.jpgHabía curiosidad por ver a la Argentina de Maradona en el Mundial, máxime cuando ha provocado tantas dudas en la prensa internacional durante la fase de clasificación sudamericana y para ver si Leo Messi jugaba igual de motivado que en su club. Ha sido el menudo jugador del Barcelona el que mejor ha actuado ante Nigeria, en un partido gris del cuadro argentino. Sorprendió la ausencia del Kun Agüero en el once titular, del mismo modo que la inclusión de Gonzalo Higuaín en detrimento de Diego Milito, quizás el goleador más en forma de todos con los que cuenta la albiceleste. La fuerza con la que empezó Argentina se diluyó tras el gol de Heinze y el partido acabó decayendo en intensidad y orden: el mediocampo se convirtió en una zona de tránsito. El equipo de Maradona tuvo más la pelota que su rival, pero no supo aprovechar dicha posesión: no buscaba a Di María por la banda, Tévez estaba casi desaparecido e Higuaín, delantero centro del equipo, debía irse a la banda derecha para entrar en contacto con el esférico. Sólo destacaba Messi, de manera esporádica. Cada arrancada de La Pulga era letal y ocasionaba mucho daño en la zaga nigeriana, que se veía obligada a frenar al designado como mejor del mundo este año por la FIFA mediante faltas. Messi gozó de dos ocasiones claras de gol: una en el primer tiempo, en la que, tras recibir el balón de Di María, disparó con rosca; la segunda, en el segundo acto, cuando tras hacer una pared otra vez con Di María, se internó en el área y disparó a puerta. En ambas ocasiones se encontró con el guardameta nigeriano. Pero el protagonista del partido no fue Messi. Al menos, no para la televisión argentina. Ese honor lo tiene sólo Maradona, enfocado cada vez que hacía un gesto reprochándole algo a Jonás Gutiérrez muy inseguro en defensa- o en un conato de discusión que tuvo con el seleccionador de Nigeria, el sueco Lagerback, para que las águilas negras le devolvieran el balón a Argentina. Al acabar el partido, gris de Argentina, Maradona lo celebró de manera efusiva: quizás se resarció de lo ocurrido hace dieciséis años.

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