Seguir soñando

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Prof. Hernández Guerrero

El Profesor José Antonio Hernández Guerrero, con su siempre certera pluma, hace números, hace cuentas, sobre el devenir del Cádiz C.F de aquí a final de liga. Reproducimos artículo que puede leerse en la edición impresa de La Voz de Cádiz.Seguir soñandoEl punto logrado el domingo pasado frente al Atlético y, sobre todo, el juego que el equipo amarillo desarrolló en el segundo tiempo, son dos ranuras abiertas en la puerta de la esperanza y dos candilejas que nos invitan para que, despiertos, sigamos soñando con la posibilidad de la permanencia en la División de Honor. Es cierto que, a veces, los sueños pueden ocultar, deformar o alejarnos de la realidad, pero también es verdad que, si los administramos con habilidad, pueden influir en ella de manera positiva estimulando nuevas formas de reaccionar y generando unas fuerzas inéditas. No olvidemos que los sueños no se oponen a la realidad sino que la completan, porque nacen de ella y, en gran medida, la crean y la incentivan. La condición es que no nos deslumbre ni que nos impidan distinguir los dos ámbitos. El hecho de soñar despiertos supone que seguimos con vida y que mantenemos esperanzas porque estamos dispuestos a mejorar la realidad. Una cosa es el sueño nocturno en el que vemos que, por ejemplo, el Cádiz ha ganado la Champions League y otra muy diferente que, pensando en la posibilidad de ganar cuatro partidos de los nueve que restan, el equipo exprima todas sus energías, gaste todos sus recursos físicos, técnicos y estratégicos, y rentabilice todos sus activos para alcanzar una meta que, aunque es difícil, es aún posible. Podemos ser realistas y, al mismo tiempo, emplear el sueño como procedimiento creativo, como estimulador de soluciones originales y, sobre todo, como aporte vitamínico para superar las dificultades. Lo contrario -la desilusión, el desánimo, la apatía, el desaliento e, incluso, el excesivo realismo- sería debilitar las defensas, aceptar el fracaso y, hundidos, entregar las armas a los adversarios. Lo peor/mejor de los sueños -como nos dijo Lalia al comienzo de esta aventura- es que, a veces, se hacen realidad. Soñar es la única manera de alimentar la moral amarilla y de sostener el entusiasmo de una afición ejemplar. Sigamos, por favor, soñando sin dejar de apoyar los pies en el suelo.

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