Se alquila equipo

La venta del Cádiz, del porcentaje mayoritario de sus acciones, sigue de plena actualidad, mientras que Antonio Muñoz continúa en unas negociaciones. Muchas son las opiniones que en estos días analizan la situación. Al «Dicen que el amarillo» se asoma lo que Pedro Espinosa, del Diario de Cádiz, escribe sobre el tema en la edición impresa del rotativo gaditano, «Se alquila equipo». cadiz_presi_bufanda.jpg.-.-.-.- .-.-.-.-.

diariocadiz_espinosa.jpgLa venta del Cádiz, la quinta venta del Cádiz, está siguiendo todos los patrones clásicos en este tipo de operaciones: secretismo, dudas, idas y venidas, posibles compradores pintorescos -por decirles algo suave-, otros con prestigio como empresarios pero poca experiencia en el fútbol, y aficionados tan desesperados por saber más como los informadores obligados a mariscar entre tanto barro.Antonio Muñoz, que no es nuevo en el negocio, maneja este tipo de situaciones a la perfección. Sólo cuenta lo que quiere contar, ofrece pequeños bocados para saciar el hambre de la canalla pero se guarda el resto celosamente. Confía en muy pocos, ni siquiera en el grueso de su consejo de administración, y, hace caso a lo que le dice su olfato para los negocios.Quizá por eso, ahora mismo proliferan comentarios para todos los gustos, rumores cachondeables que si se publicaran darían pie a más de un cuplé carnavalesco y encíclicas de profetas que diariamente entonan el «ya lo dije yo» a cada frase, a cada línea, regodeándose de su sapiencia y encantados de haberse conocidos, buscando ser más noticia que la propia noticia. A día de hoy, no sé sí el paquete mayoritario de acciones del Cádiz terminará por venderse, no es seguro quién será su nuevo dueño ni qué hará con él. Sólo sé que esas acciones valen poco sin la masa social del club, sin su mayor patrimonio, y que esos aficionados, en su mayoría, no quieren saber nada de compras ni de ventas, sólo desean alquilar el Cádiz dos horas a la semana y por ello están dispuestos a pagar hasta 500 euros.Una década y media después de la llegada de las Sociedades Anónimas Deportivas al fútbol español, ninguna de las partes se ha enterado muy bien de cómo funciona el asunto actualmente. Los nuevos dirigentes porque piensan que al ser los dueños del balón pueden dar por finalizado el partido cuando les salga de las narices, como hacen los niños mal criados en, cualquier plaza gaditana. La sociedad es suya, pero si nadie va al campo la ruina es inevitable. Los aficionados, por el contrario, creen que tienen carta blanca por su simple amor a los colores, por pagar una entrada, desde insultar hasta calumniar. No sé dónde estará el término medio, lo que sí tengo claro, después de asistir a una nueva venta del Cádiz, es que ésta no será la última, que al presidente entrante le llegarán algunos halagos que aceptará con suma naturalidad y considerará merecidos y varias miles de críticas que le arañarán el alma para clavársele profundamente. Así es el fútbol, un deporte en el que no siempre gana el que más dinero tiene, ése es gran parte de su encanto. Por eso mismo no vale de nada aspirar a ser el Getafe o el Recreativo Huelva; hay que aceptarse, gordo o flaco, en Primera o en Segunda B, con Muñoz de presidente o con Baldasano, pero con la camiseta amarilla y las calzonas azules Aquí estamos para lo que tenga que venir y aquí seguiremos cantando y llorando cuando todos se hayan marchado.

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