Dicen que mañana…

Un Dicen que el amarillo que empieza con un Dicen que mañana. Hablamos de la Junta General de Accionista y el que toca la cuerda del accionista minoritario, cadista y comprometido es un habitual en estos lares, el abogado Fernando Estrella. Puede leerse hoy en la edición de La Voz de Cádiz.

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 Poca claridad va a sacarse tras la tormenta. El pacto de silencio es un hecho.

Dicen que mañana hay Junta de Accionistas. En otro de sus errores, el protagonista de la huída parece ser que convocó tal Junta en un periódico deportivo de tirada nacional, lo cual quedará muy fino y cumplirá con la legalidad vigente, pero es un desprecio para todos aquellos aficionados supuestamente citados a tal fin, al igual que ponerla a las 11 de la mañana de un día laborable, aunque sea en la ciudad del paro. Si a ello añadimos que, para la casi totalidad de la prensa, la polémica Muñoz-Baldasano es un tema superado, mucho me temo que poco o nada interesante puede resultar la reiterada Junta de Accionistas a la que, por primera vez en muchos años, no podré asistir, al encontrarme fuera de Cádiz por motivos laborales. Pongo mis quince acciones, con derecho a voz y voto, a disposición de cualquier cadista que quiera indagar la verdad de lo ocurrido y que no se apunte a la habitual resignación, pues ya se sabe que tal postura es un suicidio cotidiano, pero otra cosa es que los protagonistas de esta lamentable historia quieran contarla, pues, por mucho que lo nieguen unos y otros, es evidente que la ausencia de Baldasano mañana jueves es condición pactada aunque no escrita del reciente acuerdo.

No creo en las casualidades en estos casos, y por ello, tampoco se me antoja casual que Muñoz retirara al dia siguiente de dicho acuerdo la denuncia por el comunicado del partido de Copa. Aquí paz y después gloria, y el aficionado de a pie, cuanto menos sepa, mejor. Un gran hombre demuestra su grandeza por la forma en que trata a los pequeños, pero como no es el caso, al pequeño sólo le quedará el gesto simbólico de votar en contra de cualquier cuenta que le presenten de ahora en adelante. Es el castigo que auguró Niestzsche ante las auditorias: «Lo que me preocupa no es que me hayan mentido, sino que de ahora en adelante, ya no podré creer en ti»

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