Sufriendo bajo la lluvia

gol_lobos.jpgTodo estaba preparado para dar otro empujón en el duro camino para que el Cádiz juegue el año que viene, de nuevo, entre los más grandes del fútbol español. Las peñas organizadas, la afición volcada, el equipo dispuesto… pero San Pedro quiso unirse a la fiesta y descargó una auténtica tromba de agua que convirtió el partido de fútbol en algo más parecido a un campeonato de waterpolo y propició un sufrimiento excesivo en un Cádiz que jugó, de nuevo, una segunda parte mucho mejor que la primera.

Aunque el Cádiz salió dispuesto a hacer lo que tenía que hacer, buscando la victoria. Así, un remate de Fleurquin dio lugar a una inmejorable ocasión de Pavoni que se estrelló en el pecho de Víctor. Parecía que el Cádiz se jugaba más, pero en un córner mal defendido Iago hizo el 0 a 1 y la estupefacción reinó en Carranza.

El Deportivo va camino de convertirse en el Sevilla de los últimos años. Un equipo incómodo, abnegado, cuya voluntad de hacer fútbol es inversamente proporcional a la testosterona que ponen sus jugadores sobre el césped. Caparrós está imponiendo su sello en el equipo coruñés y supongo que Fran, Mario Silva y Arsenio Iglesias lloran en la playa de Riazor.

cad_dep_04jpgVolviendo al partido, al Cádiz con el 0 a 1 en contra le tocaba lo más difícil: llevar el peso del partido sobre un césped anegado. Los nervios llevaron a los amarillos a equivocar la lectura del partido. Se empeñaban en hacer participar a Enrique, que estaba por la banda con más agua en lugar de que Sesma se enfrentara a Manuel Pablo. Tampoco el toque entre Pavoni y Lobos podía desarrollarse sobre aquella piscina.

La reacción del banquillo fue perfecta. La fuerza de Bezares para dominar un centro del campo abierto y encharcado y la picardía de Oli para buscar enganchar un balón. Sin embargo, el delantero más peligroso del Cádiz en el inicio de la segunda parte fue Varela con dos disparos muy certeros.

El Depor sólo podía dar coletazos de reacción para tratar de sentenciar el marcador aprovechándose de la incertidumbre que Ale Limia, una semana más, sembraba en su defensa y en la grada. Pero el centro del campo del Cádiz dominaba la situación y, mal que bien, el balón circulaba de banda a banda buscando el golpe definitivo. El Dépor achicaba tanta agua como balones y el agua le llegó al cuello cuando De Guzmán fue expulsado.

Sin embargo, el gol sólo pudo llegar tras la cesión de Manuel Pablo sobre Molina. El libre indirecto lo lanzó de forma maravillosa Lucas Lobos para hacer el empate. El gol coincidió con los tres que le hizo Villa al Athletic de Bilbao, el de Delporte al Mallorca y la pitada a Manolo Preciado en El Sardinero.

Olía a remontada cuando Lizondo Cortés mandó a los vestuarios a Manuel Pablo, indignado aún por el libre directo señalado. Quedaban diez minutos, pero no fueron suficientes. Las prisas no fueron buenas consejeras para un Cádiz que no fue capaz de volver a sembrar peligro en la portería de Molina. Sin embargo, la radio daba buenos resultados para un Cádiz que 21 días antes de que concluya la mejor liga del mundo sigue luchando para volver, el año próximo, a jugar entre los mejores.

Fotos: P.Ortega/cadistasfinos.com

Autor:Ccapital

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