Si yo fuera Director Deportivo

 

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 Nuestros redactores han recibido el encargo de ponerse en la piel del Director Deportivo del Cádiz. «Si yo fuera Director Deportivo». Asi ve Belmonte la situación actual.

Si yo fuera el Director Deportivo del Cádiz C.F. estaría muy preocupado por la marcha del equipo, ya que los futbolistas que están en plantilla son capaces de dar más de lo que están dando. Estar, al término de 2009, en puestos de descenso, me parecería inadmisible. La situación ideal del equipo en la clasificación, atendiendo a los futbolistas que tienen y a cómo ha jugado desde que empezó la Liga, sería en mitad de la tabla, con un colchón de cuatro o cinco puntos con respecto al decimonoveno clasificado.

Estaría, como he dicho, preocupado, pero no inquieto. Teniendo en cuenta que futbolistas como Tristán han empezado a funcionar en el último mes de competición, tendría bastante claro que, más tarde o más temprano el equipo conseguiría salir del descenso. A pesar de esto, tendría también muy claro que convendría incorporar a algunos futbolistas en este mercado invernal, porque al equipo le sigue faltando algo. Juega decentemente, crea ocasiones, pero no está demasiado asentado en el terreno de juego. Da la sensación de ser un equipo frágil.

Antes de fichar, me reuniría con el entrenador. Es él y no yo quien trabaja día a día con los futbolistas y, como máximo responsable de la primera plantilla cadista, sabe mejor que nadie qué defectos tiene el equipo. No me plantearía, por el momento, la opción de destituirlo, ya que aún tiene margen de confianza después del ascenso de la pasada campaña. Además, una destitución en pleno parón navideño y en la actual situación del equipo puede tener un efecto contraproducente. El Cádiz ahora mismo necesita calma, trabajar con unidad y no entrar en un proceso de inestabilidad deportiva. De destituir al técnico, no sólo tendría que preocuparme por sondear el mercado en busca de incorporaciones buenas para el club, sino que tendría que fichar a un nuevo entrenador de manera urgente. El nuevo técnico, llegaría al club sin conocer las virtudes y carencias del equipo, y emitiría juicios de valor apresurados acerca de la plantilla para fichar en este plazo. No. Destituir al técnico en estos momentos es un riesgo que es preferible no asumir. Puede salir bien, es cierto, pues este nuevo técnico puede ser el revulsivo que el equipo necesite, pero si sale mal, las consecuencias serían desastrosas.

Durante la reunión con el entrenador le plantearía qué futbolistas deberían ser dados de baja y qué tipo de perfil busca cubrir con las nuevas incorporaciones, haciéndole saber que, como mucho, va a disponer a partir de enero de cuatro caras nuevas. Independientemente del resultado de la reunión, de la actual plantilla del Cádiz C.F. daría de baja a tres jugadores: De la Cuesta, Velasco y Arriaga. El defensa colombiano está inédito una temporada más y me plantearía o venderlo a un equipo interesado en él o, en caso de que no sea posible, quitarle la ficha federativa, como pasó con Juanma Delgado o David García en Verano. Con respecto a Velasco y Arriaga, los cedería a ambos a clubes de Segunda División B (nunca de Segunda, puesto que puede que ayuden a rivales directos) Son futbolistas, sobre todo y atendiendo a su juventud, Velasco, que en un futuro pueden venirle muy bien a la entidad y que deben disfrutar de más minutos para no estancarse. Además, me pensaría muy mucho qué hacer con Mansilla: si venderlo, cederlo o mantenerlo en la primera plantilla.

Con respecto a las incorporaciones, iría sobre seguro. En lugar de arriesgarme a fichar futbolistas de ligas menores europeas, que no conoce nadie y que no se sabe a ciencia cierta el rendimiento que pueden dar, sondearía el mercado nacional. Me fijaría, especialmente, en los descartes de Primera División, e intentaría incorporar jugadores conocidos y eficientes en régimen de cesión. Es la opción más barata, que es lo que interesa en este mercado, y mejor deportivamente hablando. Un futbolista de Primera cedido estará especialmente motivado y dará un rendimiento que pueda revertir positivamente en la lucha por la permanencia. También, me fijaría en Segunda B, intentando incorporar, ya sea mediante cesiones con opción a compra o directamente en propiedad, a jugadores trabajadores pero no exentos de calidad. Buscaría menos en Segunda División puesto que, siguiendo la lógica de que yo no estaría dispuesto a ceder a Arriaga y a Velasco a equipos de dicha categoría por si salgo damnificado, ningún equipo estaría dispuesto a cederme a ninguno de sus futbolistas por si sale damnificado tras la operación.

Una vez hecho este trabajo, sólo quedaría esperar a que la competición vuelva a empezar y, si el equipo no cambia la dinámica, tomaría medidas más drásticas.

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