Se sabrá en Irún


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 Irún, escenario para valorar si el punto ante el Rayo vale o no.

Pasadas veinticuatro horas del partido contra el Rayo Vallecano, la gran pregunta es: ¿fue el punto cosechado bueno o malo? Las sensaciones al término del encuentro fueron bastante malas, dejando un amargo sabor de boca en una afición que vio cómo el equipo pudo doblegar al rival pero que al final, fue incapaz de hacerlo. Fue la historia que tantas veces se ha visto repetida esta temporada y ante la que parece que todo el mundo empieza a resignarse. El partido siguió el guión de tantos otros esta temporada, en la que el Cádiz volvió a hacer gala de su trastorno bipolar, después de hacer un estupendo trabajo en el primer tiempo que echó por tierra en el segundo período. En honor a la verdad, el primer tiempo del Cádiz fue magnífico, no llegando a ser sublime por las claras ocasiones marradas tras el gol. Los cambios ideados por Víctor Espárrago en el once inicial surtieron efecto: se ganó solidez defensiva y el equipo rindió a un gran nivel en los primeros cuarenta y cinco minutos. El Rayo Vallecano apenas inquietó, en gran medida gracias al buen hacer de Andrés Fleurquin, que evitó que el rival hilvanara jugadas. Con Fleurquin se frenó la sangría de balones perdidos y de fáciles concesiones al rival en el medio del campo. El uruguayo se vio secundado y bien cubierto en la retaguardia por la pareja de centrales De la Cuesta-Fragoso, que estuvieron muy serios, atentos y cumplidores durante todo el partido. En esta ocasión, la pérdida de dos puntos no es achacable a la zaga. Ofensivamente, el equipo también rindió a un gran nivel, con un López Silva muy activo por la banda izquierda. El onubense se reencontró con la titularidad jugando pegado a la línea de cal e inquietando a los defensores rayistas. Fue precisamente tras un centro por la izquierda del ex del Orihuela cuando llegó el gol de Abraham y con él, la apoteosis a Carranza. Un Abraham, por cierto, que cada vez está más integrado en el equipo y que en esta ocasión, al contrario de lo ocurrido en Cartagena, no desapareció tras marcar. Con el gol el equipo, espoleado por la afición, intentó marcar el segundo que diera la tranquilidad definitiva. Todo parecía propicio para ello, pues el Rayo Vallecano cedió, bajó los brazos y mantuvo una actitud totalmente inoperante.El único que salvó los muebles del equipo y que estuvo verdaderamente sobresaliente fue el guardameta Dani, que estuvo providencial tras salvar dos claras ocasiones de gol de Enrique y López Silva. Como antes decía, todo era propicio para los intereses del Cádiz: el equipo mantenía una solidez defensiva importante, tenía controlado al Rayo, estaba volcado en ataque, la afición respaldaba a sus jugadores Todo era propicio, menos la suerte, una vez más esquiva y que permitió que el rival se fuera con vida al descanso.iru_cad_14.jpgTras el descanso, y sin saber muy bien cómo ni por qué, el equipo sufre una terrible metamorfosis. De ser un equipo con iniciativa, pasa a tener una actitud completamente pasiva. De ser un equipo llegador, pasa a ser un equipo encerrado atrás. De ser un equipo con la posesión del esférico, pasa a regalársela a su contrincante. Esta esquizofrenia del Cádiz es muy peligrosa y ha propiciado que se pierdan demasiados puntos esta campaña. El Rayo Vallecano, que estaba muerto y seguía vivo gracias a las intervenciones de su cancerbero, resucitó en el segundo tiempo. Y esta resurrección, como tantas veces se ha visto en lo que llevamos de competición, vino en gran parte propiciada por el Cádiz, que permitió que su rival resucitara. Entiendo que es imposible dominar por completo un partido y que el rival, por muy bueno que seas, acabará dominándote durante diez, quince o veinte minutos. Pero lo del Cádiz es muy extraño, porque al primer indicio de reacción rival agacha la cabeza y se deja llevar. rac_cad_08.jpgNo sé a qué se debe, si es un asunto mental o físico (en este caso la explicación radica en que es necesario tener a dos hombres por puesto y el Cádiz, desgraciadamente tiene una plantilla bastante corta), pero la gasolina al Cádiz le dura cuarenta y cinco minutos. Ni uno más, ni uno menos. Eso, unido a la falta de acierto de cara a gol, explica por qué el equipo está tan abajo en la clasificación sin merecerlo realmente. Lo cierto es que tras la reanudación el Rayo Vallecano dominó de cabo a rabo la situación, y el dominio rival se acrecentó después de la sustitución de Fleurquin. Fue irse el uruguayo y todo el trabajo en el centro del campo del Cádiz se derrumbó como un castillo de naipes. El control en la zona media pasó a las manos de Movilla, inconmensurable, haciendo el trabajo sucio y ordenando a su equipo. El gol del empate era sólo cuestión de tiempo.A pesar de que ese gol llevaba tiempo rumiándose, la zaga aguantó bien y el Rayo acabó empatando después de un libre directo de Albácar. El gol recibido terminó de hundir al Cádiz y los amarillos le cedieron el balón a los vallecanos, que a pesar de tenerlo todo a su favor, fueron incapaces de volver a batir a Casilla, lo que deja muy claro el buen hacer de los centrales en todo el partido. Para mí, una de las claves del partido fueron los cambios. Espárrago se equivocó al introducir a Ogbeche y a Tristán, dejando en el banquillo a Cristian. El partido necesitaba jugadores con movilidad, que pudieran sorprender y Tristán, desgraciadamente, ya no está para eso.Tristán necesita jugar en una posición fija, que le obligue a moverse poco y a quedarse cerca del área, donde realmente puede ser letal. Me sorprendió, con el bajón del equipo en este segundo tiempo, que Cristian no compareciera en el partido. Hubiera sido una alternativa más a nivel ofensivo, llegando desde atrás y sorprendiendo a los defensores del Rayo. fleurquin_fino_1.jpgDe este partido, extraigo la siguiente lectura: el Cádiz hace bien encomendándose a los veteranos. Fleurquin, Raúl López o De la Cuesta van a desempeñar un papel fundamental de aquí a final de temporada. Su experiencia es vital para manejar este tipo de situaciones. También va a ser fundamental el concurso de Bartholomew Ogbeche (y en Irún, después de que se haya confirmado la ausencia de Toedtli, tendrá una oportunidad fantástica para asentarse en el equipo titular) El nigeriano aporta cosas que ningún otro delantero del equipo es capaz de dar. Tiene gol, lucha bien con los defensas y crea espacios para sus compañeros. La situación, al término de la jornada y en cuanto a la clasificación se refiere, es la misma que antes: el Cádiz está a cinco puntos del Murcia, con el que no pudo recortar distancia después del empate de los pimentoneros con el Hércules. Así pues, ¿fue bueno o fue malo el punto? Eso es algo que no podremos saber hasta que se juegue el partido contra el Real Unión. Va a ser un partido difícil, en el que ambos equipos se jugarán su futuro, o cuanto menos, luchar por la salvación hasta el final. Si el Cádiz obtiene los tres puntos en el estadio irundarra, hará bueno el empate contra el Rayo.

Autor:Belmonte

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