Que lo sepan los txuri-beltz

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 Los altavoces situados en la grada tenían la misión de tapar los gritos de ánimos amarillos.

Sería injusto poner ni siquiera un pero al trato que la afición txuri-beltz (blanca y negra) dispensó a la cadista. Sería más injuto aún emborronar el buen clima que se vivió en la calle. Todo en armonía, los gritos de ¡El año que viene, Cádiz Real Unión! ya se jaleaban dos horas antes del encuentro en las inmediaciones de la Plaza de San Juan.

 

Un diez, la máxima nota, para una ciudad hospitalaria y una afición sufrida por las heridas que le han supuesto tres fases de ascenso no superadas. Tres oportunidades perdidas.

 

Pero igual de injusto sería que esta afición NO supiera el comportamiento de su Directiva, presidida por Ricardo García.

 

– Metieron seiscientos cadistas ocupando un reducido espacio de medio-grada detrás de la portería. Sólo tras las protestas de Muñoz, Peguero y Miguel Cuesta se dejó ocupar la grada entera.- La afición del Irún se quedó sin escuchar los cánticos cadistas. Varios altavoces de concierto de rock-duro llenaron de decibelios la zona ocupada por la marea amarilla.- El Cádiz entró a calentar faltando sólo un cuarto de hora para el comienzo. El motivo, que los balones (todos) que se pusieron a disposición del equipo amarillo para este motivo estaban defectuosos.- Es sabido que está prohibido regar el partido en el descanso del mismo. El Real Unión lo hizo, con especial énfasis en la zona donde tocaba atacar al Cádiz.- Ya al finalizar el partido, y con los amarillos celebrando el ascenso, se pudieron escuchar palabras de algún directivo del Unión del tipo: Somos tontos, debíamos apagarles las luces.

 

No fueron hechos aislados, o si lo fueron, su concatenación deja más que entrever la evidencia de que hubo malas artes y que no se reflejan en el espejo de su afición.

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