Palop y el Ballantines

logo_small_new.gif

palop_botella.jpg
Andrés Palop y el Ballantines.

Así nos luce el pelo Es inaudito qué desde octubre de 2002 en dónde se clausuró por cuatro partidos el Sánchez Pizjuan por los incidentes ocurridos durante el derby sevillano, no se haya cerrado ningún campo español de Primera División pese a los comportamientos violentos que han habido. Además del partido disputado en el Calderón el pasado jueves, ejemplos, de memoria, y de sólo esta temporada recuerdo el petardo que sacudió a Falcón en un partido en San Mamés ente leones y rojiblancos de Madrid, dónde el equipo vasco fue sancionado con 600 euros; y la moneda que alcanzó al asistente de Megía Dávila en partido de Copa del Rey entre Valencia y Depor, dónde se suspendió el encuentro, pero que se reanudó a puerta cerrada por decisión de la Audiencia. La cosa tiene además su miga, cuando se conoce que hay un centro operativo en Madrid, inaugurado por todo lo alto por Aznar, dónde se puede seguir los comportamientos violentos que se produzcan en cada campo, pero que no se ha puesto nunca en marcha por un desencuentro entre la LFP y la Policía por saber quien paga el operativo. No tienen desperdicios las opiniones emitidas por interesados en el asunto. Tomen nota que el tema es serio:

  • Enrique Cerezo, Presidente rojiblanco, además de las disculpas emitidas públicamente en la web rojiblanca, se justifica diciendo que fueron catorce gamberros
  • La agrupación de Peñas rojiblancas culpa de lo sucedido al árbitro y a los jugadores del Sevilla.
  • Jaime Lissavetzky, Secretario de Estado para el Deporte dice que Ante la violencia hay que tomar medidas. No podemos taparnos los ojos.
  • Pepe Murcia, entrenador rojiblanco dice que el árbitro jugó con el sentimiento y la voluntad de muchas personas.

Que cada uno saque sus propias conclusiones. Porque el único que entiende sobre la materia, el Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que preside Alfredo Flórez sólo ha sancionado al Atlético de Madrid con 3.000 euros de multa al considerar graves, y no muy graves, los incidentes ocurridos en el estadio Vicente Calderón en el partido de Liga ante el Sevilla, encuentro que tuvo que ser detenido por el colegiado Ayza Gámez en el minuto 77 por la caída de objetos desde las gradas al terreno de juegos. Además, el Comité le ha quitado la primera amarilla a Petrov, que fue expulsado del partido por doble amonestación. La verdad es que han dado resultado las alegaciones presentadas por los colchoneros, y menos mal que no han seguido apelando, pues a lo peor ¡Cierran el Ramón de Carranza! Los que seguimos el partido y vimos que Ayza Gámez acertó en todas las decisiones que afectan a la polémica del partido, comprendemos menos aún como este espectáculo bochornoso es rematado con una multa limosnera de 3000 y tampoco entendemos como no se suspendió definitivamente el partido, dando por ganador a los sevillistas, que bastante además habían soportado, sobre todo su meta Palop, aguantando todo tipo de lanzamientos de objetos, como botellas de cristal, naranjas, y latas de cervezas. Tampoco entiendo toda la parafernalia, muestras y actos que se están llevando a cabo para fomentar el respecto al colectivo arbitral, erradicar el racismo, con aparición de niños, pancartas anti-xenófobas en todos los encuentros de liga, y luego cuando hay que predicar con el ejemplo y castigar con ejemplar dureza y ejemplaridad actos vandálicos no se concretan con sanciones duras y cierres de Estadio, lo único que verdaderamente perjudica a los clubes que piensan que los violentos, al fin y al cabo, no son tan fieros, y que los justifican en que animan y que alegran el campo con sus colores y cánticos. A los que piensan así, cada cierto tiempo se les cae la cara de vergüenza por el comportamiento de éstos, que ponen en este caso a una de las mejores aficiones de España en entredicho. A los violentos hay que identificarlos y expulsarlos para siempre de los campos de fútbol, y mientras esto no suceda hay que castigar sin paños calientes a los que le consienten casi todo. No me vale eso de que son catorce gamberros. La ley está para cumplirla y el Atlético de Madrid debería pagar un castigo más ejemplar. El Barcelona igual con lo del cochinillo de Figo, el Valencia con el monedazo, y el Ath. Bilbao con el petardazo. ¿Seguimos? Mientras tanto, sigamos de hipocresía semana tras semana, apelando al juego limpio. Vaya país.

Autor:Cadictus

También te podría gustar...