No toda la culpa era de Gracia

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Los malos resultados han provocado que desde el club se tome una decisión para cortar la sangría de puntos perdidos y el descalabro del equipo en la clasificación. En estos casos, la solución es siempre la misma: servir la cabeza del entrenador en bandeja de plata y destituirlo, como si fuera la causa de todos los males del club. Así, Gracia ha caído, pues los resultados siempre acaban mandando y ahora se espera que don Víctor Espárrago sea capaz de revertir los males del equipo. Se espera que el uruguayo tome el timón de la nave y sepa enderezar el rumbo. Difícil papeleta si el recién llegado va a contar con los mismos apoyos con los que contó Gracia.Soy de los que pensaban que la destitución del entrenador navarro era necesaria, por si un nuevo técnico era capaz de mejorar al equipo, que daba la sensación de ser demasiado frágil. A pesar de ser necesaria, pues los resultados, como ya he dicho, mandan, creo que Gracia no es el único culpable de la situación. Un entrenador no es el encargado de salir al terreno de juego, partirse la cara en el campo, correr la banda, sacar los corners y rematar a gol. Esa es labor de los futbolistas. Para mí, un técnico debe encargarse de mantener la forma física de sus jugadores, darles unas pautas de juego y alinear a los mejores. Y ahí, acaba toda su responsabilidad.El mayor error del ya ex técnico cadista consistió en el estilo de juego que pretendía que tuviera el Cádiz esta temporada, ya que los jugadores con los que ha contado no eran los más adecuados para llevarlo a cabo con garantías. No haberse dado cuenta de ello o no cambiar el planteamiento a tiempo han sido los errores que le han costado el puesto. Entonces, ¿la culpa es de los jugadores? Gran parte, desde luego.Aunque claro, durante la pretemporada, Gracia, a pesar de las declaraciones de Muñoz aludiendo al esfuerzo presupuestario que estaba realizando el club, no pudo ver satisfecha la mayoría de las incorporaciones que pretendía para esta campaña. No hubo colaboración por parte de la directiva, que creyó que trayendo a un desahuciado Tristán (que a pesar de todo no está rindiendo mal), a un chico de La Masía y a un portero desconocido, valía. Incluso el técnico debió dar gracias porque, al final del plazo, le ficharon a Ogbeche. No se hizo una plantilla verdaderamente competitiva y ahora, en el mercado invernal, parece que se está repitiendo la misma fórmula.Muñoz y compañía no aprenden de los errores y parecen olvidar que ellos son una parte pasajera del club. Se escudan en excusas y en estratagemas deshonestas (el recurso de Kiko Femenía sirvió para no asumir responsabilidades ante el descenso durante todo el verano) para escurrir el bulto. Se ha cesado a Gracia, cierto, pero igual porque era más sencillo echarle a él que a otros. Sólo cabe esperar ahora que don Víctor pueda contar con el apoyo que le faltó a su predecesor y que todo el mundo asuma su parte de culpa en este descalabro. Y mientras tanto, desear que ante el Huesca, el dicho de «a entrenador nuevo, victoria segura», se cumpla.

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