La agonía del transistor


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La desolación de un aficionado tras la agonía vivida con los transistores.

Tarde de transistores para cerrar la Liga Adelante 2009-2010. Desde la seis de la tarde arrancaba una tarde repleta de tensión y nervios en varios estadios de Segunda División, pues en total había ocho equipos en la lucha por la salvación: Cádiz, Las Palmas, Salamanca, Murcia, Albacete, Huesca, Rayo Vallecano y Girona. Para los intereses del Cádiz debían darse dos premisas: una victoria amarilla y dos tropiezos de los equipos que tenía por delante en la clasificación. Como estaba previsto, el balón echó a rodar de manera rigurosa a las seis de la tarde en todos los campos de fútbol. Y nada más comenzar la jornada, llegó el primer gol: con apenas un minuto jugado, el Rayo Vallecano se adelantaba en el Teresa Rivero ante el Recreativo de Huelva, gracias a un gol de Rubén Castro. Ese gol, que apenas afectaba al Cádiz, certificaba la permanencia del combinado madrileño. El primer resultado adverso para los intereses de la afición amarilla llegó nueve minutos después, cuando el Huesca de Antonio Calderón se adelantó en Balaídos ante el Celta de Vigo. Mikel Rico, que jugó un destacado papel la jornada anterior, fue el encargado de marcar un gol que valía una permanencia para los oscenses. A partir de ahí los varapalos no dejaron de sucederse. Al cuarto de hora de partido, la Unión Deportiva Las Palmas se adelantaba ante un Gimnástic de Tarragona que nada se jugaba. El venezolano Rondón, que destrozó al Cádiz en Copa del Rey, marcó para el cuadro canario. Cinco minutos después se producía otro mazazo: el Salamanca, por un gol de Salva Sevilla, se adelantaba en el Mini Stadi del Villarreal B. La situación estaba muy fea para el Cádiz, que mantenía el empate sin goles en su duelo con el Numancia de Soria. Poco después llegó otro nefasto resultado, en un partido que, por el resultado final y la diferencia existente entre ambas plantillas fue muy sospechoso: el Albacete se adelantaba por partida doble en el estadio del Cartagena. En el minuto veinticinco de partido Fernando Sales adelantaba a los manchegos y, sin apenas tiempo para reponerse, Antonio Hidalgo ponía tierra de por medio en el marcador. Un 0-2 visto y no visto. Con estos resultados, el Cádiz debía esperar un empate de Murcia y Las Palmas para mantener la categoría, pero antes debía de marcar ante el Numancia. El Rayo Vallecano solventó su compromiso ante el Decano al mismo tiempo que Hidalgo hacía el segundo ante el Cartagena. Un minuto después un pequeño halo de esperanza iluminaba Carranza: Diego Tristán adelantaba al Cádiz. Sin embargo la alegría duró poco: a la media hora de partido, el Murcia se adelantaba en Montivili, metiendo al Girona en puestos de descenso. Era necesario, pues, un gol gerundense para meter al Murcia en el ajo. El Albacete marcó el tercero en Cartagonova por mediación de Stuani: cada vez era más sospechosa y descarada la goleada que el equipo manchego le infligía al Cartagena. La esperanza se recobró mínimamente con el empate de Matilla para el Villarreal B: ahora, era el Salamanca el que acompañaba a Cádiz, Real Unión y Castellón al pozo de Segunda B. El Cádiz marcaba el segundo gracias a López Silva: el duelo ante el Numancia estaba casi sentenciado y sólo quedaba esperar a que los tan necesarios resultados se produjeran. Pero no había manera. El Albacete marcaba el cuarto en una goleada escandalosa e imprevista: se esperaba que el Cartagena diera facilidades, pero no tantas. Antes del descanso Ogbeche cerraba el marcador anotando el tercero y entonces, sabedora de que el equipo había cumplido con su parte y que no había nada en juego, la grada de Carranza explotó. Gritos y cánticos contra el presidente y el consejo de administración del club, pidiendo su dimisión. Cuando se reanudaron los partidos tras el tiempo de descanso el Cádiz marcó el cuarto y el Salamanca se adelantaba ante el Villarreal B: quedaba mucho tiempo por delante, pero la situación se había puesto extremadamente cuesta arriba para el Cádiz. Para lograr la permanencia era necesario un empate del Girona y un empate del Gimnástic de Tarragona, resultado que nunca llegó a darse. Pasaban los minutos y no había esperanza: la cruel Segunda B esperaba al Cádiz con los brazos abiertos, mientras la afición seguía mostrando su descontento con la directiva amarilla. En cuarenta y cinco minutos del segundo período sólo llegaron dos goles intrascendentes del Numancia y el cuarto tanto del Rayo Vallecano. Hubo tiempo para las suspicacias en el duelo del Salamanca, donde el filial del Villarreal se quedó con un futbolista menos sobre el terreno de juego y el árbitro no señaló un penalti a favor del equipo castellonense. Daba igual. El segundo tiempo sirvió para que Diego Tristán y Fleurquin se despidieran del Cádiz, yéndose ovacionados por la afición cadista. Amoedo Chas pitó el final del partido y se cumplió lo peor: la Segunda B era una realidad. Sólo en el descuento se movió un marcador y cambió uno de los acompañantes del Cádiz al infierno: el Girona marcó un penalti ante el Murcia que valía una permanencia. Kiko Ratón tuvo que lanzar hasta en dos ocasiones la pena máxima. Una pena máxima que salvó al Girona y sentenció también al Murcia, pese a los 10 de 12 de los pimentonores.

Autor:Belmonte

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