Empezar enchufado


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 Belmonte, enviado a Balaidos, lo vio en directo y analiza la clave del encuentro para www.cadistasfinos.com

El Cádiz cayó derrotado en Balaídos, aunque consigue ganarle el goal-average a un rival que ya está a seis puntos. El goal-average a estas alturas es algo completamente secundario, pues dudo mucho que el Celta vuelva a estar tan cerca de complicarse la vida como en esta jornada. Una derrota habría colocado a los gallegos por debajo del Cádiz, aunque empatado a puntos con los amarillos. Quizás de eso es de lo que más deba lamentarse el Cádiz: ha dejado escapar a un rival directo y vuelve a estar una semana sin sumar tras dos haciéndolo: este partido ha supuesto un paso atrás en la recuperación amarilla.La imagen del equipo no ha sido mala y, de hecho, de haber querido entrar la pelota en el cabezazo de Ogbeche, se hubiera llevado un punto más que merecido, a tenor de lo visto en el segundo tiempo. En ese período el Cádiz fue superior a su rival, al que puso un auténtico cerco desde que salió del túnel de vestuarios. Enrique monopolizaba las jugadas de peligro, se asociaba con Ogbeche, buscaba los cambios de orientación… El Cádiz, en definitiva, fue un equipo peligroso y que sabía lo que quería.Nada que ver con la nefasta imagen dada en la primera parte, en la que se dejó llevar por completo por el Celta, que llevó la voz cantante, gracias al trabajo de Trashorras y de Dani Abalo incordiando a los defensores cadistas. Al Cádiz le falló salir enchufado en esta primera parte. Muy mal en este período Dani Fragoso, por cierto, que dio una sensación preocupante de inseguridad y de falta de contundencia, que se vio reflejada en el primer gol del Celta, cuando fue incapaz de evitar que Trashorras prolongara el balón largo de Yoel. Fragoso mantuvo esta sensación de inseguridad todo el partido, regalando un balón en el segundo tiempo que estuvo a punto de ser el tercer gol del conjunto celtiña. El Cádiz, tan acostumbrado a mandar desde el primer minuto de juego y a llevar la iniciativa se vio sorprendido por la salida arrolladora del Celta, espoleado por su hinchada desde la grada. La caraja estuvo a punto de salirle cara al Cádiz, que pudo haberse ido con más goles en contra al descanso de no haber sido por las intervenciones de Dani Miguélez (muy valiente en su salida, jugándose el tipo, con Dani Abalo) y al buen trabajo de Fleurquin en el centro del campo, que fue lo más destacado en el balance defensivo de un equipo que hizo aguas. Tampoco fue bien la cosa en lo que al ataque se refiere, pues el Cádiz sólo tiró en dos ocasiones a la portería de Yoel, que pasó un primer tiempo plácido y al que sus compañeros le dieron más trabajo (las jugadas de ataque del Celta prácticamente calcadas) que los atacantes amarillos. Ambos disparos fueron de Enrique: el primero muy tímido, casi sin intención. El segundo, desafortunado, después de una fantástica jugada personal, pues el cuero acabó yéndose por encima del larguero. El extremeño se había llenado de balón. Después de eso, nada. Ni Ogbeche, ni Ramis, ni Carlos Caballero fueron capaces de inquietar a Yoel en el primer tiempo.Si el Cádiz quiere ganar partidos a domicilio tiene que salir con otra actitud. Es respetable que pretenda jugar a la contra, dejándole la iniciativa a su rival para sorprenderle cuando menos se lo espere, pero lo del primer tiempo es un auténtico despropósito. El Celta dominó, cierto. Tampoco es menos cierto que los gallegos también presionaron la salida del balón cadista. Pero tampoco fue un dominio tan asfixiante como para que el único disparo que detuvo el cancerbero local en todo el primer período fuera casi de broma. El Cádiz no compareció en Balaídos hasta después del descanso, y así, jugando sólo media parte, es muy difícil ganar un partido entero.

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