El mejor directivo de Muñoz

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(Desde Cádiz a Sevilla, yo vengo andando…) Sin solución de continuidad, nada más colgar las botas en junio de 2002, Antonio Muñoz lo colocaba al frente de la parcela deportiva del club amarillo. Era una apuesta arriesgada, sin duda, la del Presidente del Cádiz, pero sobre todo austera. Había poco que perder (más no lo podíamos estar en cierta forma…). Por eso consideré en su momento una decisión valiente. Poco había que perder en confiar en un JASP, que además estaba deseoso de labrarse un porvenir en las bambalinas del fútbol, para dirigir lo que iba a camino de convertirse en el décimo año del Cádiz en Segunda División B. Muchos dirán, no sin razón, que mejorar lo hecho en esos años por Hugo Vaca, Manolo Lapi, Fran Canal o Juan Antonio Sánchez era pan comido… Recuerdo los primeros compases de Benito como secretario técnico, y sus primeros fichajes como tal: Roberto Suárez (ex compañero suyo en el Toledo), Matías Pavoni (traído por Husillos), Dani Navarrete (de la Gramanet), Miguel Ángel Castillo (del Motril), Chus Duarte (del Baracaldo)… Si Benito hablara… Convencer a alguien para que viniera al Cádiz en aquel tiempo debió darle para escribir un libro. No había pasado un año y ya Alberto era secretario técnico de segunda división. La misión, no nos engañemos, se complicaba para el bueno de Beni. Tenía que hacer una plantilla competitiva, y él sólo podía ofrecer un Estadio lleno cada domingo, además de la promesa-certeza de que lo prometido se paga cada mes. Era el cebo del Cádiz. Un cebo que Benito utilizaba para convencer a dos futbolistas cotizados (de segunda B) para que aceptaran montarse en el tren amarillo de plata. Algo parecido hizo con dos a que acababan de bajarse de otros trenes ya descarrilados (casos de Oli o De Quintana). Otro que llegó sin apenas hacer ruido fue De la Cuesta. Todo un lujo. Valoro enormemente la importancia de la gestión de Benito en los tres años de éxitos deportivos que disfrutamos. Un tanto por ciento muy elevado le corresponde a él. Una gestión con sombras, pero con muchas luces más (algunas siguen brillando en el cuarto año). Lo valoro aún más al conocer la realidad del mercado, y el hecho diferencial (algunos parecen todavía no se han enterado)  de que la primera división no entiende de cebos emocionales. Pero el día a día amarillo, marcado por la política inversora de Muñoz (es su dinero quien ficha, no lo olvido), ha llevado a dejar en el camino a hombres hoy en día mucho más cotizados de cuando el ojo de Benito reparó en ellos: Aduritz, Dos Santos, Pavone, Vukic, Uche, Pablo Álvarez…. Por eso creo sin equivocarme que Alberto Benito es, con diferencia, el mejor directivo de Muñoz. Así debería entenderlo el Presi. Invertir en Benito es jugar a ganador, aunque la apuesta sea arriesgada y le cueste dinero. Peor entiendo sería esperar a que alguien se vaya a las Galaxias dejándole vacante su sillón. Un asiento para el que Benito ya está preparado, ha hecho méritos y además ya lo conocen. Que luego no se extrañe nadie si Alberto dice aquello de… desde Cadiz a Sevilla, yo vengo andando…

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