El agujero del Cádiz

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Toda información que entra en un agujero negro se pierde. El Cádiz tiene el suyo  Ya lo decía Hawking

Penúltimo día del año. Mediodía. A 300 Km. de distancia del Puente Carranza recibo la llamada de un amigo cadista: “Han denegado el transfer a Acuña. Acaban de ponerlo en la web oficial del Cádiz”. Poco más hablamos, aparte de agradecerle la llamada. Era algo que tanto mi buen amigo como yo teníamos la certeza de que iba a ocurrir desde que nos leimos la normativa FIFA del 2001 y del 2005 en lo referente a la «protección de menores». Nada más llegar a casa, en cuanto pude (antes de rendir culto a Morfeo), la curiosidad hizo que me leyera con detenimiento la Resolución del caso CAS 2005/A/955&956 Acuña and Cádiz v. FIFA and PFA. La misma que puede leerse desde anoche gracias a la hábil gestión de la redacción de guardia de Cadistasfinos.com (ver aquí). Una lectura muy por encima (las horas, intempestivas, no daban para más) me fue más que suficiente para acostarme como Stephen Hawking. No exagero. Me refiero a aquel día en Hawking al enunciar su teoría, estaba aseverando (aunque hablando en términos termodinámicos) de que toda información que entra en un agujero negro se pierde. Después de despertar, y ya en tierras cadistas, la curiosidad me sigue picando. Es por ello por lo que compro el Diario Marca en el Carrefour Norte de Jerez. Allí leo con detenimiento lo que mi compañero Javier Bautista (colaborador semanal también en cadistasfinos.com) escribe sobre el caso: “El Cádiz se queda sin Acuña” titula mi amigo Javier. Fundamenta su crónica en el comunicado oficial dado por el club ayer al mediodía. También recoge opiniones del cuerpo jurídico (padre e hijo), de Muñoz, de Benito, de la madre de Acuña…y…Espárrago. La referencia a las palabras de Espárrago -son las que cierran la información escrita por Bautista- son las únicas que me convencen: “Tiene una gran proyección. Espero que esto no haga venirse abajo al jugador. Ya sabíamos que no podríamos contar con él”. Tres proposiciones. Tres nada más. Las tres pugnan por saber cual es la de mayor carga de verdad atesora.. La última, sin duda, con una gran carga de profundidad en el caso que nos ocupa: La decisión de la corte de apelación suiza. Lo dicho por el técnico, entre líneas si queréis, deja meridianamente claro que era una decisión más que esperada. Es más, y por si a alguien le cabe alguna duda recomiendo la lectura atenta del relato de hechos que supone leerse con detenimiento la sentencia. Víctor Espárrago, una vez más, demuestra que no hace falta gritar, ni tampoco regalarle los oidos a nadie, para conocer mejor que el nadie el paño amarillo de nuestras entretelas. Nuestro agujero negro. ¡Feliz 2006 (sin agujeros)!

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