Acuña no debió salir

Al menos desde mi perspectiva de aficionado, Oliverio se equivocó en la primera sustitución. Foto: JB /  cadistasfinos.com

Una mala elecciónMás de treinta años de ver fútbol me permiten la osadía de opinar de fútbol sin por ello jugar a técnico, ni enmendar la plana al cuerpo técnico amarillo. Hablo de la primera de las dos sustituciones que ordenó el entrenador del Cádiz.Javi Acuña reapareció tras su esguince de tobillo que sufrió con el Sporting de Gijón. El paraguayo se había perdido tres jornadas de liga, y Oli pensó en él como recambio de De Paula. El durangués se había fajado hasta la extenuación ante dos rocosos centrales, Pablo Casar y José Manuel Mateo. No había pasado del centro del campo y siempre había tenido pendiente de él a la pareja albiazul. Su relevo, más que necesario, nada diferente se le pedía. Por eso su sustituto debió ser Alexander Medina. No es menos cierto que el Cacique que hemos descorchado en la 2006-2007 sabe a light hasta el momento, pero no tanto como para no ser el sustituto natural del nueve exrealista. Es más, nada mejor que un delantero centro recién retirado, para recordar la máxima de cualquier ariete: El gol es cuestión de rachas.No es el puesto que mejor le viene a Acuña que tendió en demasía a buscar la pelota en campo contrario. Ni tiene el peso ni tuvo el oficio necesario para saber contemporizar como ayer hubiera hecho falta. Por eso digo que Oli se equivocó no sacando al Cacique. A Acuña le perdieron sus ganas por encandilar a su público. Salió, como siempre, ansioso, extramotivado, y fue de más a menos en grado superlativo, también como casi siempre.Otras consideraciones sobre la pérdida de confianza que tendrá el Cacique cuando Acuña se vaya en enero a su país, o sobre la defensa que hizo el paraguayo a Astudillo, su par en la jugada, en el gol alavesita quedan en el aire. Lo que está claro es que, al menos desde mi perspectiva de aficionado, Oliverio se equivocó en la primera sustitución.